El hábito es el enorme volante de inercia que mueve a la sociedad,
su más valioso agente de conservación
William James
Defensores. Inquisidores. Complacientes. Insurgentes.
¿Cómo respondemos a las expectativas? Ya sea de forma consciente o por hábito, todos respondemos a cualquier expectativa de forma muy particular; ya sea una expectativa interna (dejar de fumar, comer más sano) o externa (plazos de entrega, atención al cliente, cumplir una promesa). Conocer esa nuestra forma particular de hacerlo es fundamental, entre otras cosas, para dejar de lado los hábitos que no nos complacen y formar los nuevos hábitos que hemos decidido tomar. :-D
Entender cómo respondemos cada uno a esas expectativas y estudiar cómo nos enfrentamos a ambas nos dará una perspectiva cierta y amplia de nosotros mismos, con lo que podremos hacer con nuestra voluntad auténticas virguerías.
También es importante saber que nuestra tendencia a cumplir expectativas de una u otra forma colorea la forma en que vemos el mundo y, por lo tanto, tiene consecuencias enormes para nuestros hábitos. Dependiendo de ello, como comentaba la pasada semana, casi todo el mundo pertenece a uno de los cuatro grandes grupos de "habituales" (y ninguno es mejor que otro, por cierto):
Los Defensores responden de inmediato tanto a expectativas internas como externas y cumplen con ambas de forma diligente sin chistar. Cuando se levantan por la mañana sacan su lista de "Pendiente para hoy". Les gusta saber qué se espera de ellos y cumplir con esas expectativas propias y ajenas. Evitan cometer errores y odian dejar tiradas a otras personas o incumplir con ellos mismos. Cualquiera puede confiar en un habitual del tipo defensor, y el defensor puede tranquilamente confiar en sí mismo. Al defensor le gusta entender las reglas, mantener sus propósitos y cumplir con sus compromisos. En los casos de fecha de entrega, muchas veces acaban antes del plazo límite. En el caso del arte o de la ética, por ejemplo, además de las ya establecidas buscan las reglas más allá de las reglas. Sintiendo una obligación real hacia el cumplimiento de sus expectativas internas, los defensores tienen un fuerte instinto de auto-preservación, y esto los ayuda a protegerse de su tendencia a cumplir también las expectativas de otros; y así equilibran pesas.
Los Inquisidores se cuestionan cada expectativa, sea propia o ajena, y responden a ella únicamente si concluyen que la expectativa tiene sentido o es beneficiosa de algún modo. Los inquisidores están motivados por la razón, la lógica y la imparcialidad. Por ello, es raro que pierdan los nervios. "¿Qué hay que hacer hoy, y por qué? ¿Es conveniente?". Ellos son los que deciden si algo es una buena idea y se resisten a hacer cualquier cosa que para ellos no tenga sentido, propósito o beneficio. Pueden saltarse muchas o todas las normas que consideren arbitrarias pero siguen a rajatabla las reglas que consideren están basadas en la moralidad, la ética o la razón. En esencia, convierten todas las expectativas en expectativas internas. Como los inquisidores aman tomar decisiones después de considerar bien las alternativas y llegar a sus propias conclusiones, están muy comprometidos intelectualmente, y siempre dispuestos a llevar a cabo una investigación exhaustiva antes de decidir si esa expectativa tiene una base sólida para comprometerse con ella; si no llegan a esa conclusión, no cumplirán esa expectativa. Los inquisidores, si están convencidos, rechazarán la opinión de los expertos a favor de sus propias conclusiones.

Y, dicho esto, una vez conozcamos nuestra tendencia habitual podremos cambiarnos de hábito mucho más cómodamente.
¡Feliz finde de autoconocimiento!
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