lunes, 23 de septiembre de 2013

Hombressss (II)

Dulce madre, que no puedo en verdad tejer esta labor:
el deseo de un joven me tiene dominada
por culpa de Afrodita la sutil.
Safo, Poema 52

Conocí a Luci Collantes cuando ésta, a través de un conocido común, me contactó y me pidió ayuda para que su libro, Sex Mode: Mujeres en modo conquista, saliera a la luz con una edición y maquetación decentes (palabras suyas). Decir que su presencia me impactó es poco. Con el pelo rosa y una espesa sombra turquesa sobre sus ojos verdes, ella era todo lo que mi sentido de la estética me dice que no hay que ser. Si le añadimos el rabillo de eye liner negro trazado á la ancienne -de casi medio centímetro de grueso- rematamos la faena. El resto del maquillaje era, como dice mi amigo Antoine, un centímetro de mierda entre la piel y el exterior. No me acuerdo de lo que llevaba puesto, pero su look personal dejó en mí grabada para siempre la idea de que mi necesidad de llamar la atención era nula comparada con la suya. O eso creí entonces.

El hecho es que, según avanzaba la conversación con la moderna, me percaté de que ella estaba comodísima con su maquillaje, con sus pelos y con toda su persona en general. Se gusta de cualquier modo, y punto.

A mi pesar, me fue contagiando su excitación por el proyecto del libro y, en la segunda reunión (esta vez la sombra de ojos era morada) acepté sin reservas prestarle la ayuda que decía precisar (cobrando, claro). El tema era "chicos y chicas", pero desde una perspectiva que nunca me había planteado: juguetona, divertida y fundamentalmente práctica, que se centra -¡sorpresa!- en uno mismo en lugar de en el contrario. :-D 


Portada del libro de Luci Collantes
Sex Mode: Mujeres en modo conquista es un ameno y práctico manual de seducción y/o conquista que expone un nuevo y revolucionario concepto del tan traído y llevado tema “hombres”. 

El arte de la seducción, en apariencia tan misterioso y desconocido, en manos de Luci Collantes se desprende de sus siete velos y se queda en bolas. En el libro su autora convierte este arte sofisticado -y en apariencia tan lleno de secretos- en un juego divertido, eficaz y enormemente satisfactorio para ambas partes. Según ella, cuando hayamos recordado y apre-hendido sus sencillas reglas, los hombres comerán de nuestra mano y vivirán a nuestros pies. ¡Qué notición!

*   *   *

Aunque suene muy poco romántico, parece que las últimas conclusiones científicas destacan las presiones biológicas, evolutivas y sociales que existen en el tema del emparejamiento. Se llegó a estas conclusiones después de siglos de estudiar el tema (Ovidio ya publicó su Ars Amandi en el siglo VIII d.C.) desde el punto de vista paleontológico, etológico (mix de biología y psicología del comportamiento) y etnológico (Fisher, 1992).

En concreto, se apunta a que para asegurar y maximizar la probabilidad de transmitir información genética de una generación a la siguiente es necesario que los individuos estén biológica y socialmente motivados, lo que se consigue a través de la puesta en marcha de estos dos elementos fundamentalísimos: los impulsos sexuales básicos y los vínculos afectivos primarios. En el caso del ser humano, éstos serían dos factores primitivos sobre los cuales han actuado las constricciones sociales y culturales que han ido desarrollando los humanos.
En concreto, se ha puesto de manifiesto que, a medida que nos acercamos a la especie humana, aspectos como las manifestaciones sexuales y la duración y expresión del vínculo afectivo son regulados casi de forma automática por normas socioculturales concretas (dando lugar incluso a conductas que parecen específicas de nuestra especie, como es la represión de la sexualidad :-D).
Debido a que estos impulsos sexuales y vínculos primarios los desencadenan estímulos concretos, las conductas de cortejo o seducción intentan activarlos con la finalidad de atraer física y sexualmente a parejas potenciales. En los seres humanos, las pautas de seducción entre ambos tienen un fuerte impacto sobre el atractivo físico que se siente hacia la otra persona. Estas pautas, según los etólogos, podrían ser comportamientos evolucionados (¿?) a partir del ritual de elección de pareja o cortejo de atracción típico de los mamíferos. Ni más ni menos.
Son muy variados los aspectos que parecen influir en la disposición a iniciar o no las pautas de seducción hacia alguien que nos atrae físicamente. Estos elementos son:
1) Incertidumbre sobre la reciprocidad de la atracción (ya que en caso de que ésta sea obvia no habrá seducción sino interacción íntima directa -pa qué perder el tiempo-, y en caso de que la atracción sea inexistente, se ahorrarán esfuerzos y decepciones).
2) Sospechas positivas sobre dicha reciprocidad (ya sea por la percepción del lenguaje corporal en el objeto de nuestro deseo o por comentarios de terceros). Y
3) Confianza en las propias habilidades de seducción.
Hoy día hay numerosas comunidades de "seductores profesionales" varones (que se autodenominan "científicos") dedicados a estudiar las diferentes formas y maneras de ligar para llevarse a una chica a la cama; al parecer estos sujetos tienen que estudiar para follar pero no lo creen necesario para formar una pareja estable, ya sea con papeles o sin ellos. Quizás es que ya saben estar casados pero no funcionan aceptablemente en el camino a la cama, y son conscientes de ello :-D

Y así la cosa, Luci Collantes decidió estudiarla al revés. ¿Cómo conquistar al chico de tus sueños? Y más importante todavía: ¿cómo saber si ese príncipe tiene realmente el tono de azul adecuado?
Otro concepto nuevo, o al menos no contemplado hasta ahora por otros autores expertos en el tema, es el de que todas las mujeres nacemos con esa sabiduría ya incorporada a nuestro equipo genético básico. ¿Quién lo diría? ¡Menuda sorpresa, chicas! Resulta que la biología está de nuestra parte.

Cuando me enfrento a este artículo sobre chicos reales, pienso en ella de inmediato y la llamo. Me dice que está fuera pero que podemos vernos en tres días, y así quedamos. Me alegra que no sea de inmediato, así puedo preparar mis dudas y preguntas con tranquilidad...

*   *   *

Quedo con Luci Collantes el pasado sábado en el Retiro, donde paseamos bajo un sol espléndido, y luego comemos en mi casa. Y lo que más hacemos, por supuesto, durante todo el rato es hablar de chicos, un tema que nos interesa a las dos, a ella porque le apasiona y a mí porque... tengo que escribir sobre la felicidad y las relaciones amorosas. Que sepas que, según Luci, si no eres feliz tú, no hay personaje en el mundo que pueda hacer que lo seas. Ese es un adelanto de sus teorías sobre el amor y la pareja.

*   *   *

Abro una botella de buen Ribera del Duero tinto (Crianza, sea eso lo que sea) que ha traído ella y una de agua con gas (que aporto yo a la reunión). Como en mi entrevista con Encarna Nouvilas, todo lo que pongo para comer no necesita más que  de tenedor. Para evitar distracciones :-D

Sonriente, me confiesa que se divirtió mucho investigando y escribiendo este libro, me recuerda lo bien que quedó gracias a mí y me desarma, a pesar de su pelo -ahora naranja- y sus pantalones de campana estampados con viñetas de Roy Lichtenstein (¿de dónde los habrá sacado, ahora que lo que se lleva es Missoni?).

Como veo que me da pie, enciendo la grabadora...


Rosa H. Mula: Luci, sorprende mucho enterarse de que todas las mujeres somos seductoras de nacimiento.
Luci Collantes: Pues es así. A cada uno de los sexos se nos adjudicó una serie de cualidades y habilidades, que son las que complementan lo que un día será la pareja ideal.
Rosa: Y una de las nuestras es ésa...
Luci: En efecto. Alguno de los dos géneros tenía que tener la gracia natural, y nos tocó a nosotras. Los chicos vienen de fábrica con una mayor fuerza física, por ejemplo. Ambas cualidades son una forma del poder de convicción. Ellos convencen con su fuerza (poder físico y amenaza) y nosotras mediante la seducción o el flirteo (amabilidad y empatía). Las dos armas son poderosas, pero la nuestra es mucho más sexy. ¿No te parece?
Rosa: ¡Sin duda! Luci, ¿y por qué no sabemos que nacemos con ese arte?
Luci: Lo sabemos, pero lo olvidamos pronto. Cuando de pequeña o jovencita te comportas de forma seductora o coqueta te llaman fresca (en el mejor de los casos) o puta (en el peor). Si un chico se comporta de forma violenta o amenazadora, es “muy hombre”. Son generalizaciones absurdas, pero hasta hace muy poco era así. Conozco chicos que son cero sexy y cero hombres a pesar de ser altos y fuertes. Y al contrario.
Rosa: Nunca lo había pensado desde ese punto de vista...
Luci: Pues piénsalo. Cuando somos pequeñas no tenemos más remedio que olvidarlo, ¡no queremos pasar a la posteridad como putas! Porque nos llaman putas como si eso fuera algo malo. Y ninguna queremos que nos llamen algo “malo” mientras crecemos.
Rosa: Luci, ¿existe la pareja ideal?
Luci: ¡Por supuesto!
Rosa: ¿Tú la has encontrado ya?
Luci: Pues claro, ¡cuatro o cinco veces!
Silencio absoluto por mi parte. Me recompongo como puedo ante esta respuesta.
Rosa: ¿Cuatro o cinco veces, nada menos?
Luci: Sí, cuatro o cinco veces. No todo el mundo sirve para estar con la misma persona para siempre. Hay parejas excepcionales que crecen juntos, se comunican a la perfección durante todo el camino, tienen un proyecto común y no les importan las legañas de su churri por las mañanas. Y hay otras parejas que son excepcionales solo durante una parte de sus vidas. Siguen caminos separados, crecen en distintas direcciones y no se comunican de corazón a corazón jamás. O sencillamente, los intereses de uno o de ambos cambian con el tiempo. Y ya no coinciden. ¿Tienes por ello que renunciar a estar con una pareja que puede ser magnífica durante un espacio de tiempo no infinito? ¡Pues vaya castigo! Casi tan bestia como el de quedarte con la pareja a la que ya no deseas seguir unida.
Rosa: ¿Y no pierdes la ilusión? No sé… ¿no se te quitan las ganas? ¿Se puede uno enamorar cuatro o cinco veces? ¿No se escarmienta?
Luci: Mira, yo creo que como del primero, allá por los diecisés o diecisiete años, no te vuelves a enamorar, sobre todo si no te correspondió. Lo cual es una suerte, porque son amores a los que ponemos tanta fantasía que es inútil lo que haga tu novio real, nunca conseguirá igualarlo. Es como la mítica rubia despampanante de los chicos: no paran de soñar con ella, pero siempre estará ahí, en el reino de los sueños.
Rosa: ¿No quieren convertirla en realidad? ¡No me lo creo!
Luci: Pues claro que quieren, pero no pueden. Esa rubia es perfecta porque siempre sonríe, nunca contradice, siempre está dispuesta al sexo, usa tacones y vestido ajustado con escote veinticuatro horas, nunca tiene dolor de cabeza, ni legañas, ni malhumor, ni la regla, ni… Y NO EXISTE. Y eso es lo que las mujeres no terminamos de creer: que no existe y, por lo tanto, no es competencia a tener en cuenta. Y te puedo asegurar una cosa: en sus sueños nunca aparece la escena en la que él y la rubia van por la nave central de Los Jerónimos a que les echen la bendición en el altar mayor. A eso van contigo, conmigo, con Pepa...
Rosa: Pues yo sí me veo en esa escenita con mi (nuestro) Malkovich…
Luci: ¡Seguro que no!
Rosa: Ahora de nuevo en serio, ¿no es mucho de todo –trabajo para encontrarlo, trabajo para mantenerlo, trabajo y sufrimiento para terminarlo- tener cuatro o cinco grandes amores?
Luci: Bueno, depende de si estás muy motivada o no para ello. Y el sufrimiento dura poco: cuando decides cortar es por un buen motivo, y llevarlo a cabo es un alivio tremendo, así que el sufrimiento es menos. No lo considero un dato importante a tener en cuenta a la hora de decidir formar pareja con alguien. ¡No me digas que eres previsora?
Rosa: Para nada, solo curiosidad…
Luci: Mira, hay un libro autobiográfico muy bueno de Luis Racionero que se titula Sobrevivir a un gran amor, seis veces. Habla de este tema.
Rosa: A mí Racionero me parece un poco sufridor…
Luci: Sí, pero tiene un sentido del humor genial. Sin él no hubiera sobrevivido.
Rosa: Luci, ¿por qué el tono ligero y divertido de tu libro? El amor es un asunto serio, ¿no?
Luci: ¿Hay alguna otra forma de tratar este tema sin meterle más hierro todavía? Está escrito de forma seria, por supuesto, y todo lo que digo es cierto. Pero escribirlo en tono solemne resultaría pomposo. Un auténtico tostón. Para manuales tostón ya están las instrucciones del vídeo.
Rosa: ¿Que nos aporta tu libro a las mujeres, Luci?
Luci: Recordar lo que somos, re-aprender lo que ya sabemos y cambiar el concepto desesperado y desesperante de “armas de mujer” por el de juego y diversión sin límites. En resumen, aligerar el temor que sienten muchísimas mujeres ante el asunto de encontrar una pareja (o muchas). Un placer más, Rosa.
Rosa: Pues tal y como lo vemos ahora muchas mujeres, lo cierto es que más que un placer supone un suplicio, un objetivo casi imposible de conseguir.
Luci: Pues no es ni una cosa ni la otra. En realidad, este es uno de los juegos más placenteros y satisfactorios que existen.
Rosa: Luci, ¿los maridos son un estado de ánimo, como dice Ángeles Mastretta?
Luci: Y un dolor de cabeza, y una alegría, y una pesadez, y un regalo… Como nosotras, supongo. (y se ríe)
Rosa: ¿Cuál es el ingrediente indispensable, la condición sine qua non de una pareja feliz?
Luci: Comunicación, comunicación, y  más comunicación. A todos los niveles. Los miembros de las parejas felizmente casadas que conozco saben en todo momento qué siente el otro, qué quiere el otro, cuál es la pasión del otro, cuáles son los odios del otro, qué hace feliz al otro… Hay intercambio de información constante, ¡aunque a veces se haga de malos modos! Y si quieres cargarte una relación, guarda silencio, no des pistas, no facilites información al contrario.
Rosa: ¿A qué le tenemos más miedo en el campo de la conquista?
Luci: Al rechazo. Nos lo tomamos como algo personal en lugar de verlo como una cuestión de gustos. Nosotras tampoco iniciamos una relación con todos los hombres que nos entran, ¿no? Y eso no quiere decir que no nos gusten los hombres.
Rosa: ¿Ellos también temen el rechazo?
Luci: Absolutamente. Y por eso hay también ahora mismo millones de ellos estudiando la forma de conquistarnos.
Rosa: Luci, danos una pista... ¿Por dónde hay que empezar?
Luci: Por estar interesada en ti misma y en tu vida, en crearte una vida que te satisfaga y te motive; en levantarte por la mañana encantada contigo misma y mantenerte así el resto del día. Pasión, Rosa; se necesita pasión por la propia vida. Hay que fomentarla como sea. Y luego, cuando lo has conseguido, igual descubres que no estás buscando el hombre de tu vida…
Rosa: No me he explicado bien. Me refiero al tema hombres…
Luci: ¡Te he entendido perfectamente! Para conquistar a cualquier hombre, mujer, perro o gato que quieras conquistar, tienes que empezar por seducirte a ti misma. Lo cierto es que todo empieza y acaba ahí; es un círculo que se cierra de forma perfecta.
Rosa: —¡Guauuuu!
Luci: —Exacto.

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Pues ya sabemos algo más acerca de cómo enfocar el tema de la conquista. Aunque las teorías de Luci Collantes me han dejado loca, la verdad es que se la ve muy segura de lo que dice...

Y, una vez pasada esa fase, llega la convivencia… ¡Mucho más complicada aún!




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