sábado, 12 de septiembre de 2015

Cargando la bolsa del vecino

Pensamos 60.000 pensamientos al día. ¿Malgastas 59.999 de ellos en pensar de forma negativa, improductiva, autoflagelante?

No necesitamos estar entre rejas para ser prisioneros.

Podemos ser prisioneros de nuestras propias creencias, pensamientos, elecciones e ideas. Así es como un número inimaginable de personas inteligentes malgastan la mayor parte de sus vidas. Triste pero cierto.

También es duro de admitir que esa es la forma en que hemos estado haciendo las cosas a lo largo de los últimos diez o doce años (o más), y que esa forma de hacerlas es lo que nos mantiene atascados, frustrados e infelices. Si te preguntabas el por qué de tu infelicidad, ésa es la respuesta. Has estado pensando y eligiendo en contra de ti mismo...

No te ha roto el corazón el suspenso; no te ha roto el corazón tu [aparentemente] alma gemela; no te ha roto el corazón tu jefe ignorándote en ese posible ascenso... El corazón te lo ha roto, y lo rompe siempre, tu forma de plantearte respuestas de la forma equivocada: negatividad y dudas acerca de tu validez personal o de tu capacidad. O el no querer hacerlo de otra manera.

Incluso si estás en general cómodo con tu forma de vida actual, da un repaso a lo que sigue. Vale la pena tomarse unos minutos para averiguar si alguno(s) de estos puntos te están manteniendo donde no quieres estar e impidiendo que desarrolles todo tu potencial. O, si no todo, al menos la cantidad de potencial que sí quisieras desarrollar...  ;-D

Abandona tus creencias limitadoras acerca de lo que puedes o no puedes hacer, acerca de lo posible y de lo imposible. De ahora en adelante no vas a permitirte seguir en el lugar equivocado a causa de creencias y pensamientos que no te ayudan ni son tuyos. Si te atascas, al menos que sea haciendo todo lo posible por desatascarte.

Recuerda que una creencia no es una idea que sostienes en mente, sino que es esa idea la que sostiene tu mente. Para bien y/o para mal.

Como digo tan a menudo como me atrevo, nunca existirá el momento perfecto para perseguir nuestros sueños y objetivos; nunca nos sentiremos preparados al cien por cien y nunca nos caerá del cielo la felicidad de golpe mientras miramos las nubes. El único momento perfecto de verdad para cualquier cosa es éste, AHORA; no existe otro. Ayer ya es tarde y mañana es demasiado pronto todavía...

Tienes que encontrar el granito de mostaza necesario cada día, y lo tienes que encontrar ahora mismo para escribir ese mail, solicitar ese puesto, enviar ese CV, hacer esa llamada, acercarte a esa persona que te interesa...

La fe significa vivir con cierta incertidumbre mientras confías en la vida y en ti mismo, permitiendo que tu intuición te guíe a través de tu camino cuando éste parece desaparecer en la oscuridad. Y permitiendo que "Dios te ampare".

Igual ocurre con cualquier otra carretera: el hecho de que no esté alumbrada con farolas de cien mil vatios no significa que la carretera haya desaparecido justo cuando vas a pasar tú. Está ahí, y lo sabes; y enciendes los faros o una linterna y sigues andando en la [casi] seguridad de que la carretera está ahí. No aparcas el coche en la cuneta y decides esperar hasta que amanezaca al día siguiente. Sería absurdo, ¿no? Pues igual. Lo más que puede ocurrir en la oscuridad [y eso si te dedicas a manotear y pierdes el norte a causa del miedo y los nervios] es que te equivoques de camino y tengas que rehacerlo de otra manera o por otro sitio. Pero NUNCA, recuérdalo, NUNCA llegas a los confines del planeta y te caes y te caes por el borde al vacío... 

Vamos a hacer deberes, como los niños; estas son dos ideas [vamos a ir pasito a pasito] que, si las aplicas, te ayudarán:

  • Alguien [padres, maestros, amigos] que te importaba mucho estableció, en algún momento pasado, lo que tú eras y merecías, y tú aceptaste esa elección como verdad única e incontestable. Y hoy la sigues eligiendo y aceptando como tal cada día.
¿Qué ocurriría si, solo por hoy, eligieras creer que tienes suficiente, eres suficiente y que has llegado lo suficientemente lejos como para merecer una vida a tu gusto? ¿Qué ocurriría si, sólo por hoy, eligieras creer que has hecho un buen trabajo? ¿Y qué ocurriría si mañana por la mañana eliges creer todo eso otra vez?

Has estado muy ocupado tratando de satisfacer las expectativas de otros, muy probablemente de ése o ésos que te dijeron o te mostraron sin palabras que no valías o no eras lo suficiente (no sabemos para qué porque nunca se explican con claridad). Y, haciéndolo, no has arreglado nada: ni están contentos contigo ni tú eres feliz con la situación. Lo sepas: nunca, nunca, cubrirás las expectativas de otros; aunque te digan lo contrario, nunca estarán satisfechos contigo porque sus expectativas no se basan en tus capacidades o incapaciadades ni en su deseo de lo mejor para tí. Sus expectativas siempre, siempre, se basan en sus propias frustraciones y contrariedades.

  • Hemos vivido la vida de otros, no la nuestra propia. Hemos vivido la vida de acuerdo a lo que otros [padres, maestros, enemigos y amigos, gobierno) piensan que es lo mejor para nosotros... Al igual que ellos vivieron la suya de acuerdo a lo que deseaban sus padres para ellos, ahora se lo cobran exigiendo lo mismo de nosotros. Ellos ignoraron sus intuiciones y su propia voz interior y quieren que hagas lo mismo: se lo debes. Así que lo absurdo es que, en lugar de vivir nuestra propia vida, vivimos la vida ideal de la generación anterior... sin sentirla nuestra nunca (porque no lo es, aceptémoslo). Y haciéndolo así, por lógica, perdemos el control de nuestra propia vida porque ya no sabemos ni siquiera cuál es. Olvidamos qué es lo que nos hace felices, qué es lo que queremos, qué es lo que necesitamos y, con el tiempo, nos olvidamos de nosotros mismos.

Tenemos solo una vida nuestra aquí y ahora (ya nos ocuparemos de la próxima cuando llegue y ya nos ocupamos de la anterior si la tuvimos). Tenemos que vivirla nosotros y, sobre todo, no dejar que las opiniones de ningún otro, nos distraiga de nuestra verdad: sueños, objetivos y momentos y experiencias que conforman la vida que realmente queremos (y podemos) vivir.

Así, además de sentirnos bien (fallemos o no en cien puntos del camino), dejaremos de quejarnos continuamente de no sabemos exactamente qué, de sentirnos medio deprimidos o a medio gas, de magnificar los obstáculos y de perder energía en lugar de acumularla más y más. En una palabra: dejaremos de estar agotados aunque nos sintamos aterrados de tanto en tanto al salir de nuestra zona de confort, y ni nos plantearemos dejar de dar el paso que queremos dar poniendo como excusa el miedo a "¿Y si no...?"

Pues si no, no; lo hacemos de otra manera, y otra y otra hasta que . ¿Y si sí...?

Y santas pascuas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario