domingo, 17 de agosto de 2014

La fórmula de la felicidad (I)


Dar el paso puede que no traiga la felicidad; no hacer nada al respecto no la traerá.
William James



Nivel mínimo de alegría requerido
He descubierto, a lo largo del tiempo y con algo de esfuerzo, algunas verdades absolutas que me ayudan a no perder pie en esto de la búsqueda de mi felicidad y que me empujan a actuar cuando mi alegría está por debajo del nivel mínimo que requiero.

Quizás algunas de ellas también te sirvan a ti:

  • La vida no trata de sentarse a esperar que pase la tormenta; de lo que trata la vida es de aprender a salir ahí fuera a pesar de ella esperando que el agua de mejores peras y más flores. La felicidad no es la ausencia de problemas sino la habilidad para manejar los que se me presenten. Hubiera podido disfrutar de muchos más maravillosos momentos si no hubiera permitido que mi mente se dedicara con tantísima energía a luchar con mis dudas.
  • Nunca permitiré que un mal día me haga sentir que tengo una mala vida. Un día es un día y una vida es algo mucho más serio... y más largo.
  • El resentimiento es una pérdida de tiempo de felicidad. Si lo permito, mi pasado puede robarme el presente. Puedo pasarme días, semanas, meses y años sentada a solas en un cuarto oscuro analizando una y otra vez algo que ocurrió hace años tratando de hacer encajar las piezas, intentando justificar qué podría o debería haber ocurrido en lugar de lo que ocurrió. O puedo levantarme dejando todas las piezas desparramadas en el suelo y salir a tomar el sol. Esto último es lo más sensato.
  • Hay alguien por ahí, posiblemente muy cerca, que es feliz con muchísimo menos de lo que yo tengo.
  • Siempre tengo libertad absoluta para hacer algo que me haga sentir mejor: puedo cocinar, leer, saltar, jugar al Candy Crush, escuchar a mi Elvis, o pintar. O puedo seguir sintiéndome un trapo. 
  • Si no te gusta algo, cámbialo; si no puedes cambiarlo, tíralo; si no puedes tirarlo, cambia la forma en que piensas acerca de ello. (Esta es la que más me cuesta; debe ser porque no es mía, pero es muy sensata, así que la adopté).
  • A veces necesito hacerlo solo lo mejor que pueda y dejar la perfección para otro momento. No siempre puedo ser tan dura conmigo misma; hacer lo mejor que puedo con lo que tengo en ese instante es suficiente.
  • Por el hecho de que no haya durado toda la vida no signfica que no haya valido la pena.
  • Hablar más de mis bienes que de mis males aleja a estos últimos a la velocidad del rayo. "No muere el hombre por lo que entra en su boca sino por lo que de su boca sale. Porque lo que de su boca sale de su corazón procede". Ahí queda eso (tampoco es mía).
  • Algunas personas y algunas cosas no estarán en mi vida para siempre. Hay cosas que no quiero perder a las que puede que tenga que renunciar; hay personas sin las que creía no poder vivir y que tuve que dejar marchar. Y aquí estoy, viva y coleando. Es posible que haya circunstancias y personas que llegaron a mi vida solo para hacerme más fuerte y aprender a pasar página sin perder por ello mi felicidad básica. Y mucho menos la vida.
  • Cuando tengo mejor aspecto es cuando sonrío. No hay belleza más esplendorosa que la que sale de dentro.
  • Cuanto más confío en mis propias decisiones menos necesito que otros lo hagan.


Y mi favorita absoluta:

Una actitud negativa es como una rueda pinchada; no llegaré muy lejos hasta que no la cambie. :-D

Por cierto, hace unos meses una amiga que se considera muy infeliz y de la que yo pienso que tiene una vida estupenda, me lanzó un reto: Pero ¿la felicidad no debería tener una fórmula matemática como todo? Como que sumar dos y dos dan cuatro o algo así...

Después de darle muchas vueltas a ese guante lanzado a mi amor propio, creo que la saqué:

Actitud + Intención + Confianza = Felicidad

El próximo día la explico con pelos y señales...

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