Cualquier cosa que valga la pena tener merece que se trabaje, incansable, por ella.
Andrew Carnegie, fundador de U.S. Steel Company
¿Sabías que el 93% de los mensajes reconocibles que enviamos a otros lo hacemos mediante la comunicación no verbal.
Albert Mehrabiant, autor de Silent Messages, dirigió diversos estudios sobre la comunicación no verbal. Descubrió que únicamente el 7% de cualquier mensaje hablado se transmite en palabras, el 38% a través de elementos vocales específicos (ruiditos, toses, exclamaciones, etc.) y el 55% mediante elementos no verbales (expresiones faciales, gestos, posturas, etc.). Si quitamos el 7% del mensaje transmitido a través de la palabra nos queda un 93% que hemos transmitido de otras formas no habladas...
Te
has sentido alguna vez como pez fuera del agua coleteando
furiosamente o quieto como un muerto, incapaz de acercarte al lugar donde quieres ir o de salir de donde estás? Tus
objetivos y sueños no parecen al alcance de la mano y no estás
seguro de dónde o cuándo perdiste la pista del camino...
Crees
que estás haciéndolo lo mejor posible rompiéndote el espinazo pero
ese ascenso nunca se materializa. Estás más que contento con cómo
discurrió tu cita del viernes pasado, creías que todo fué genial
pero ella no responde a tus llamadas. Trabajas duro en una nueva idea
empresarial invirtiendo una cantidad importante de tiempo, esfuerzo y
energía pero por alguna razón no termina de cuajar...
Así
que te pillas pensando “¿qué hay de malo en mí? ¿en qué me
equivoqué? ¿no soy lo sufientemente bueno? ¿no soy lo
suficientemente listo?".·
En
otras ocasiones sabes que no estás en tu momento álgido pero das lo
mejor de ti con la intención de cubrir los agujeros negros. Pones
buena cara y esperas que nadie se dé cuenta del terror y las dudas
que te asaltan.
Pero,
en realidad, puede que si no has enfrentado ese terror y esas dudas y
has decidido de verdad dejarlas de lado estés aún enviando señales
de inseguridad a gente que puede tener algún poder de decisión a la
hora de cooperar a que esos tus objetivos o sueños se hagan
realidad.
Tu
comportamiento, tus pensamientos y sentimientos se traducen en
expresiones y señales visibles de la inseguridad que estás
sintiendo en ese momento... y que los otros perciben con claridad
aunque sea de forma inconsciente. No importa cuán inteligente seas o
cuán ingeniosas sean tus ideas de negocio, ese chivato incontestable
que es el lenguaje no verbal puede que haya sido la auténtica razón de
que no hayas alcanzado el éxito en algunas de las áreas de la vida
que te parecen tan esquivas.
Si vas a actuar con confianza (la sientas o no en un momento determinado) debes primero entender
qué comportamientos transmiten la idea de inseguridad y poca
confianza en ti mismo. Estas son algunas maneras —entre
las más habituales— con las que podrías estar enviando señales
que no quieres enviar:
- Utilizar lenguaje corporal débil: cruzar los brazos, no sonreír, mirar al suelo y/o no hacer contacto visual.
- Evitar la interacción con personas nuevas: siendo incapaz de iniciar nuevas conexiones o acercarte a alguien te quieres o te interesa conocer.
- Comunicación verbal débil: hablar en voz muy baja, terminar las frases con preguntas o sonar realmente nervioso.
- Vacilar al hablar en público: tanto si es en una reunión de trabajo, un encuentro social o ante una audiencia pública.
- Temor a probar cosas nuevas o aceptar retos: dificultad real en actuar fuera de tu zona de confort o sentirte ligeramente incómoda aun sabiendo que eso mejorará tu vida en cualquier sentido.
- Titubear al pedir lo que quieres o necesitas: incapacidad de expresar tus deseos con seguridad porque no te sientas merecedor de alcanzarlos.
- No confiar en tu propio juicio: sentir que tu capacidad de resolver problemas, tomar decisiones, iniciar ideas o actuar de forma asertiva está en entredicho o no suena tan bien como la de tus compañeros.
- Indecisión crónica: no confiar en tu propio juiicio lo suficienete como para comenzar a averiguar qué es lo que quieres.
- Dejar que otros tomen las decisiones por tí: dejar que las opiniones de otros dicten tu día a día y tu camino.
- Fantasear acerca de no ser lo suficientemente exitoso: sentirte intimidado cuando estás cerca de personas consideradas más exitosas o que han logrado más cosas que tú.
- Sentimientos de celos o resentimiento hacia las personas consideradas exitosas: proyectar tus inseguridades y anhelos con comportamientos y sentimientos negativos hacia otros.
- Necesidad de constante validación externa: no solo en relaciones personales sino también validación por parte de jefes, compañeros de trabajo, profesores, clientes y colegas.
- Miedo al rechazo: preocupación constante acerca de que otros te eviten, te ofendan o te hieran a propósito.
- Preocupación extrema acerca de cómo te perciben otras personas: sentirte dolorosamente tímida e incómoda acerca de tu inteligencia y/o tu apariencia.
- Autosabotaje consciente: crear situaciones que hacen imposible tener éxito de forma que siempre tengas una excusa para fallar o compadecerte.
- Estar exageradamente enfocado en tu apariencia física y en tus defectos físicos: necesidad constante de comprobar tu aspecto, compararte con otros, u obsesionarte acerca de partes de tu físico en detrimento de todo lo demás.
- No establecer límites con otras personas: permitir a otros que se aprovechen de ti sencillamente porque no te sientes capaz de decir “no”.
- Ser exageradamente servicial o complaciente: ignorando completamente tus propios valores, necesidades o deseos solo para ganarte el afecto o la aprobación de otros.
¿Puedes
observar en ti mismo algunos o muchos comportamientos de estos? Si
es así, quizás estés enviando señales a aquellos de tu alrededor
comunicándoles de forma inconsciente que no mereces su atención o
respeto, o que no eres capaz de hacerte cargo de cualquiera que sea
la situación que tienes entre manos. Y si tú no muestras confianza
en ti misma ante los que te rodean ellos no podrán tener mucha
confianza en ti. Y todavía peor: cuando esa otra gente muestra una
falta de confianza en ti esto te hará sentir aún más insegura
acerca de ti misma.
Pero
tranquilo, es más habitual de lo que creemos, solo que ellos
saben recomponerse y mostrarse confiados porque conocen y han
puesto en práctica los siete pasos necesarios para recuperar o
incrementar su autoconfianza (¡y posiblemente tú también hayas
dado ya alguno de estos pasos!) que la semana que viene volveré a traer a tu memoria.
Mientras tanto recuerda que eres más grande de lo que crees ahora mismo, más valioso de lo que puedas imaginar e infinitamente más capaz de lo que te permites a ti mismo creer. Y en el fondo sabes que no estoy exagerando ni esto.
¡Feliz
fin de vacaciones y felicísimo regreso a casa!