lunes, 14 de octubre de 2013

Otros Kereres: Cuando una hija tuya se enamora... y te lo cuenta.


Tus hijos no son tus hijos,
son hijos e hijas de la vida, deseosa de si misma. 

No vienen de ti sino a través de ti 
y aunque estén contigo no te pertenecen.
Puedes darles tu amor pero no tus pensamientos,
ellos tienen sus propios pensamientos. 


El Profeta, de Khalil Gibran




Siempre me apresuro a señalarles a mis hijas, punto por punto, todos los defectos que veo en sus novios. Entendedme, hasta ahora todos los pretendientes de mis niñas de los que he tenido noticia me han caído bien sin excepción. Pero como yo no estoy enamorada de ellos y no llevo venda en los ojos, soy absolutamente objetiva. 
El que expongan a tu niña a las incle-
mencias del tiempo ya dice todo...

Además, como soy justa  les señalo también las cualidades de sus chicos (todos tienen algunas, es cierto). No sé por qué, pero siempre salen ganando los que ya no están; eso nunca falla. Mis hijas dicen que es porque ya no los considero una amenaza real a su felicidad y a los actuales sí; pero yo creo que no es eso; yo creo que ellas se ciegan con el presente y no son tan objetivas como yo. En fin...

Entre sus muchas cualidades, mis hijas son muy valientes: no solo tienen que pasar el mal trago de conocer a suegros potenciales y salir exitosas del examen, sino que tienen que pasar por "la conversación" conmigo:

-Quiero deciros que tengo novio- la reunión es en la cocina, y una de mis hijas nos ha convocado a su tía, a su hermana y a mí.
-Pues a mí me gusta más Pietro- digo de inmediato.
-Pues a mi me gustaba más Pietro- dice de inmediato su tía.
-Yo creo que Prieto era perfecto para ti- dice su hermana.
-¡Pero si no sabéis todavía ni quién es mi novio!- exclama la enamorada dolida e indignada.
-Ya, pero me gusta más Pietro- me mantengo firme porque acabo de decidir que quiero a Pietro de nuero, y a ningún otro.
-Ya, pero a mí me gusta más Tom...- ahora la que se mantiene firme es ella.
-¡Ah, un exranjero?- pregunto irónica
-Mamá, Pietro tampoco es español...
-Ya, pero es distinto. Pietro es Pietro- y eso tiene una lógica aplastante-. ¿Y de dónde es exactamente el doncel?
-Pues vive en Brasil pero...
-¿Brasil? ¿Has perdido la cabeza? Que sepas que ningún juez ni loco ni atado te dejará sacar a los niños del país cuando te separes. Vamos, que ni se plantearán separarlos del padre; y allí te quedas atada, sola con tus hijos, sin nadie que te eche una mano cuando necesites a tu familia. ¿Y qué hacemos entonces? ¿Eh? Porque son cosas que pasan todos los días. Mira la hermana de mi amigo Pablo, destrozada y sola con los niños. Y ella está en Suiza, que no son quince horas de viaje como Brasil... ¡Y eso viviendo en la capital!
-Tranquilízate, mamá- me dice mi otra hija templando gaitas.

¡Claro como no es su hija la que pretende irse al fin del mundo y separarse del marido a quince horas de distancia de ella! Parece mentira que se ponga de parte de su hermana y un completo desconocido, que a saber qué quiere de mi hija, porque esa es otra. Anda que no habrá novias en Brasil para él... Seguro que es un tarado y no ha encontrado algo más cerca.

-Bueno, mamá- dice la enamorada, sonriendo-, no sé si me voy a casar, y no sé si voy a tener hijos, ni si los voy a tener con él. Es un poco pronto para decirlo, ¿no?
-No, esas cosas hay que pensarlas bien. No te puedes ir a Brasil a vivir con él, y menos hacerlo oficial firmando papeles. Pero ¿tú te das cuenta de en lo que te estás metiendo?

Mi terror aumenta por momentos. ¿Qué va a ser de mi hija y de sus hijos, criaturitas, cuando el matrimonio se vaya a pique?

Ella se mantiene firme en su gusto por Tom. Ahora que lo recuerdo, ni siquiera le he preguntado que qué había visto en él ni dónde se han conocido ni si gana lo suficiente para mantenerla como una reina que es como ella se merece... Pobre.

-En cualquier sitio de Europa donde vivas estamos a dos horas de avión, pero en cualquier otro continente es una locura- le digo. (Empiezo a aflojar; ahora, con Tom por medio, hasta Laponia me parece razonable).

Pero tengo otra estrategia -también muy buena- que he usado con insistencia con mi otra hija, con el mismo fin: su felicidad, de la que sé yo más que ella misma. No ha funcionado, pero hubiera sido genial que lo hiciera:

-Mamá, esta noche salgo... -me dice con más frecuencia de la que me gusta.
-¿Con quién?
-Con todos.
-¿Vuelves tarde? -tarde es mucho después de las cuatro de la mañana pero antes de que abran el puto metro.
-Sí, pero no te preocupes que me acompaña Josito -me dice encantada de poder tranquilizarme.
-Ah, entonces ¡fenomenal!

¿Cómo explicar lo que es un Josito para una madre? El ideal total de la muerte para la felicidad segura de tu hija: gracioso, divertido, espabilado, bien educado, agadabilísimo trato, trabajador, sensato, cuidador nato de sus amigas, ha sentado cabeza después de su época de punto justo de gamberrismo, puedes hablar con él de lo que quieras, vive cerca de casa, quiere a mi hija a rabiar y está sisempre vigilante de con quién sale... En fin, el ideal.

-Me encanta Josito- le digo, tanteando.
-Sí, ¿verdad?-. Y sonríe. Una llamita de esperanza se enciende en mi barriga, pellizcándola.
-¡Qué gracia si al final acabáseis siendo novios! Es taaaannn divertido....- digo envalentonada.
-Sí, su madre dice lo mismo; le encantaría que fuésemos novios- contesta ella.

Ains, qué poco habla esta niña... Al final no aguanto y entro a matar:

-¿Y?
-Pero, qué dices, mamá, ¡si es mi mejor amigo! -y así se cierra el tema.

Pero, ¿por qué no se darán cuenta los hijos de que las madres sabemos mejor lo que es para ellos en el terreno amoroso?

Es verdad que tu mejor amigo no es tu novio ideal cuando eres joven (por qué no? I wonder). Dice Erica Jong que tu mejor amigo es tu mejor marido potencial... después de los cincuenta. ¡Lástima!

Aunque si la madre de Josito y yo estamos de acuerdo incluso sin conocernos personalmente (es decir, que pasaríamos por casi cualquier cosa con tal de que nuestros niños se ennovien), quizás haya aún posibilidades... Digo.

En contra de lo que piensa el maravilloso artista libanés afincado en los USA -que en paz descanse- mis hijas son mías. ¿Que no puedo darles mis pensamientos? ¡Ja! Y no se hable más.

Aunque otra cosa es que ellos los cojan...







1 comentario: